Los gnomos son una especie de enigma en el mundo de Blood Bowl, y muchos aficionados casi han negado por completo su existencia. Si bien sus tácticas y las criaturas del bosque son poco ortodoxos, a los gnomos les encanta el juego. No es que sus jugadores individuales sean prodigios atléticos, pero su dominio de las ilusiones mágicas y la amistad de las bestias del bosque les dan ciertas ventajas que no tienen otros equpos menos barbudos.
Los Greenfield Grasshuggers son uno de los equipos más queridos del juego. A fin de cuentas ¿a quién no le gustan los perdedores? Formado en 2418, estos serios y ansiosos Halflings han tenido que luchar el doble para hacerse un nombre. Están llenos de corazón, determinación y suficientes salchichas y cerveza como para ahogar a un troll. Es un placer verlos jugar en el campo, y no sólo porque puedas conseguir una de las mejores tartas de carne picada cuando no están mirando.
No hay nada que guste más a los equipos Norse que una buena pelea, ¡y así es como mejor se desenvuelven en el terreno de juego! Los Norse han pasado toda su vida en el duro y gélido norte, lo que los convierte en un grupo bastante duro. Estos aguerridos jugadores destacan por su capacidad para enfrentarse a los rivales, lanzando placajes a diestro y siniestro mientras se abren paso hasta la línea de touchdown... ¡y sin duda hasta la taberna que hay detrás!
Los nobles vampiros suelen participar en los partidos de Blood Bowl acompañados de Thralls, sus esclavos humanos, para hacer alarde de su superioridad inmortal y satisfacer sus ansias de matar. Debido a su estatus acaudalado, estos nobles se engalanan con equipo de altísima calidad. Sus esclavos, en cambio, son diminutos y visten desaliñados, con poco más que la equipación básica y camisa. Tal vez este aspecto demacrado y desnutrido tenga algo que ver con que se convertirán en el refrigerio de los vampiros a mitad de partido cuando se sientan hambrientos.