Los Credo Putrefango son artesanos de la virología, implacables en su búsqueda de la plaga perfecta. Un culto a los pantanos que además adora a Nurgle en su aspecto de Amo Sanguijuela, sus dardos de cerbatana y sus crueles púas están embadurnados de mortales vectores de contagio alquímicos. Una vez desatadas, estas enfermedades se extienden rápidamente entre las filas de sus enemigos, un testimonio de su infeccioso oficio.
Los Montaraces son cazadores, exploradores y aventureros expertos que atacan ocultos en la vegetación más frondosa y el terreno más escarpado. Operan como exploradores de las Ciudades de Sigmar, identificando y deteniendo amenazas antes de que puedan poner en peligro su hogar. Sus mastines rastreadores se lanzan hacia el enemigo, hundiendo sus colmillos en su piel mientras estos tiradores expertos seleccionan sus blancos y descargan sus proyectiles.
Las Garras de Karanak veneran a los Mastines de Khorne, convirtiéndose en cazadores sedientos de sangre que persiguen presas cobardes en nombre del Dios de la Sangre. Estos cultos de depredadores luchan como manadas de animales salvajes, asumiendo el aspecto de bestias daemónicas mientras despedazan a sus enemigos en horribles demostraciones de brutalidad.
Los Cypher Lords buscan no solo derrotar a sus enemigos, sino llevarlos a la locura, porque creen que la locura es la forma más pura del Caos. En la batalla, las bombas alquímicas y las tácticas ilusorias de estos cultistas hyshianos los hacen casi imposibles de precisar.